En el corazón de España, lejos del ajetreo de las grandes ciudades y ocultos entre las montañas y valles, se encuentran pequeños pueblos que parecen detenidos en el tiempo. Cuenca, conocida por sus famosas Casas Colgadas y su impresionante ciudad encantada, es solo el comienzo de un viaje por la historia, la cultura y la belleza natural. Este viaje nos lleva a descubrir los encantos ocultos que aguardan en los pueblos cercanos a Cuenca, verdaderas joyas por explorar.
Uno de estos pueblos es Alarcón, fortificado y vigilante, encaramado sobre un meandro del río Júcar. Alarcón guarda entre sus muros una rica historia medieval, encabezada por su imponente castillo ahora transformado en hotel. Pasear por sus calles empedradas es como retroceder en el tiempo, con la tranquilidad del agua fluyendo y la majestuosa iglesia de San Juan Bautista adornando la vista.
Siguiendo el curso del Júcar, encontramos Villalba de la Sierra, punto de partida para aventureros y amantes de la naturaleza. Aquí, el Parque Natural de la Serranía de Cuenca ofrece paisajes de ensueño, con formaciones rocosas que desafían la imaginación, bosques de cuento y el nacimiento del río Cuervo, un espectáculo natural en cualquier época del año. Las actividades al aire libre son protagonistas, con rutas de senderismo, barranquismo y la observación de aves.
Más al sur, Belmonte sorprende con su majestuoso castillo del siglo XV, perfectamente conservado, que parece sacado de una novela de caballería. La silueta del castillo domina el horizonte, invitando a explorar su interior, donde la historia cobra vida. Belmonte también es hogar de la Colegiata de San Bartolomé, otra joya arquitectónica que guarda en su interior obras de arte de inestimable valor.
Cerca de la frontera con Madrid, Uclés, con su impresionante monasterio conocido como el «Escorial de La Mancha», ofrece un espectáculo visual que mezcla historia, arte y espiritualidad. El Monasterio de Uclés, con sus imponentes torres y patios pacíficos, ha sido testigo de importantes eventos históricos y hoy día sigue siendo un lugar de peregrinación y admiración.
Estos pueblos, cada uno con su encanto particular, ofrecen una experiencia única para aquellos que buscan escapar de la rutina y sumergirse en la tranquilidad, la belleza y la riqueza histórica y cultural. La gastronomía local, con platos como el morteruelo, el ajo arriero o la alajú, es otro de los grandes atractivos, permitiendo a los visitantes no solo ver y sentir la historia, sino también degustarla.
Un viaje por los pueblos cercanos a Cuenca es un recordatorio de que, a veces, los tesoros más valiosos se encuentran en los rincones más inesperados, esperando ser descubiertos. Es una invitación a explorar más allá de lo conocido y a descubrir la esencia de un país rica en historia, cultura y naturaleza. Cada pueblo, con su propia historia y personalidad, contribuye a tejer el tapiz diverso y complejo que es España.