El reciente desfile del viernes 25 de octubre realizado por la Asociación Cultural Los Perchas de Mota del Cuervo me ha dejado sin palabras.
Ya no es que no nos conformemos con pretender ser dioses, sino que salimos por las calles y ensalzamos de manera promiscua la figura de satanás.
Esto es lo que acontecía por las calles de Cuenca hace unos días. ¿De verdad vamos a seguir dejando que paseen por nuestras calles símbolos y vestimentas satánicas y burlas constantes hacia la religión católica? Detrás de una mujer con varios símbolos demoniacos simbolizaban con varios círculos la custodia donde los cristianos adoramos a Dios. A la asociación “amigos del carnaval” no les parece suficiente un desfile completamente hiriente e irrespetuoso, y organizan una “casa de los horrores”, satánica también, en una antigua Iglesia, para ser concretos, la Iglesia de San Andrés.
Se nos llena la boca de educación a los niños, de respeto hacia todos… Pero luego, sin embargo, esto es lo que le estamos enseñando a nuestros menores: promiscuidad, ataques constantes hacia el ámbito religioso, actitud frívola e incluso cómica ante la muerte… ¿Y así es como esperamos que disminuya la ansiedad, la depresión, las autolesiones e incluso las tasas de suicidio? No sé cuantas cosas nos faltan por vivir para que nos demos cuenta de que a medida que históricamente hemos desterrado a Dios, peor le ha ido a la humanidad. Cuanto más tenemos, más queremos y más infelices nos consideramos… ¿No será que el deseo de eternidad no se llena con lo mundano? ¿Cómo puede ser posible que misioneros que dejan sus familias, posesiones y países se consideren felices atendiendo pobres y nosotros con el último iPhone y MacBook esperamos deseosos que llegue el fin de semana para evadirse con el alcohol y las drogas?
Ayuntamiento de Cuenca, LOS CRISTIANOS PEDIMOS RESPETO, y no nos gustaría quedarnos ahí. Queremos luchar por nuestros niños y adolescentes conquenses. No queremos que sigan bebiendo de antivalores que van en contra de la dignidad y naturaleza humana, sino que queremos ciudadanos libres, y para ello, necesitamos una educación que asegure valores trascendentes y les ayude a configurar adecuadamente su identidad.
Todo lo que estáis permitiendo en nuestra querida ciudad, no hace más que devaluar a la persona y dejar a las fuerzas del mal causar catástrofes más o menos visibles: desde los ataques de ansiedad (podéis consultar a los trabajadores del hospital) hasta una falta de sentido que deja al hombre vacío y sin ganas de vivir (los psicólogos os podrán corroborar esto).
Como no empecemos a trabajar YA en contra de las fuerzas del mal, llegará un momento que nos arrepentiremos y las acciones que hagamos serán mucho más costosas. AÚN ESTAMOS A TIEMPO de poner remedio a todas las barbaridades que poco a poco estamos normalizando. NO NOS DURMAMOS en los laureles. Si queremos dejar una Cuenca, una España mejor de la que nos la encontramos, pongamos serias medidas para que no vivamos una panacea constante, y podamos tener en un futuro ciudadanos libres, responsables y virtuosos.
Un artículo de opinión de Miriam Mora Huerta.